Desde 2011 el intendente de Fuerte
Esperanza es Jorge Enrique Correa, alias “Bulinki”, quién integra el Frente
Chaco Merece Más. Su esposa, Inés Ortega, ocupa el cargo de Secretaria de
Gobierno. El Concejo municipal, que está integrado por tres concejales, depende
de la sola voluntad del Intendente, al igual que las delegaciones del
Instituto de Colonización y de la Dirección de Bosques, aunque también están
claramente sometidos a los sistemas sanitario, educativo, policial y judicial
y, últimamente el Consorcio Caminero N° 103. La regla aplicada por Bulinki es
inexorable; desplaza a los responsables o a las conducciones de los organismos
provinciales del lugar que no se alinean a su modelo de gobierno.
En Fuerte Esperanza no existe
ningún aserradero. El aprovechamiento de la madera es un millonario
negocio de unos pocos. La familia del intendente Correa era o son empresarios
de la madera. Actualmente, la hermana del Intendente, Yumy Correa, se encuentra
a cargo de la Delegación de Bosques, que es un organismo estatal cruzado por el
tráfico de influencia y corrupción, como ya es de público conocimiento.
Al frente de la delegación del
Instituto de Colonización está Helena Yulan. Se maneja corporativamente,
a tal punto que si un poblador se acerca a preguntar sobre la existencia de
tierras fiscales disponibles para ser adjudicadas en venta se encontrará con
una sola respuesta, que es negativa. Mientras tanto, quienes forman parte
del poder local se apropian de tierras fiscales, al igual que los grandes
productores cordobeses, en un proceso de fuerte concentración de la tierra
pública y del monte fiscal.
El Intendente se benefició con una
adjudicación por 250 hectáreas. Su esposa obtuvo otra, esta vez por 500
hectáreas. Sus hermanos y hermanas también fueron favorecidos de otras
adjudicaciones de tierras fiscales. César Correa compró 250 hectáreas, a Quima
Correa se le adjudicó 250 hectáreas, a Fabiana Correa 250 hectáreas, a Olguín
Correa 250 hectáreas, al sobrino Timo, hijo de Yumy Correa, le
concedieron la posesión de 600 hectáreas.
Es notable la concentración de la
tierra pública en manos de una familia que, además, monolíticamente ejerce el
poder político en Fuerte Esperanza, Comandancia Frías y los parajes
intermedios, aunque la influencia se desarrolla en una zona más extendida
porque los límites son difusos.
El Municipio compró tractores y
equipos. De testimonios de pequeños productores y pobladores rurales surgiría
que esos bienes municipales habrían sido utilizados para desmontar
en los campos adjudicados o que poseen los integrantes de la familia Correa.
Actualmente los equipos están parados porque no son aptos para desmontar
y por falta de mantenimiento.
También, se multiplican las
sospechas del manejo posiblemente irregular de los fondos enviados por el Ministerio
de Infraestructura de la Nación en el período 2011-2015 para la
construcción de viviendas populares, tanto en Fuerte Esperanza como en
Comandancia Frías.
Quizás por esto, ya teniendo el
control de las delegaciones de la Dirección de Bosques, del Instituto de
Colonización, del Concejo Deliberante y del sistema sanitario, educativo,
policial judicial, Correa se concentró en la tarea de capturar la
conducción del Consorcio Caminero N° 103, que brindaba dos servicios
fundamentales de mantener en buen estado los caminos rurales y picadas,
como también el acarreo de agua durante los largos meses en que no llueve
en la zona y en gran parte de El Impenetrable, necesidad que se
profundiza en las temporadas de sequía.
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Saludos cordiales
Rolando Núñez, Coordinador del Centro Mandela.-